Los alimentos envasados y congelados son prácticos, pero no pueden atraer todos sus sentidos de la misma manera que los productos frescos. Ya sea que compre sus productos en el mercado o en un puesto de agricultores, al trabajar con ingredientes frescos mejorará su cocina increíblemente. Para comenzar, aquí hay algunos consejos rápidos sobre cómo comprar, preparar, almacenar y cocinar verduras y hierbas frescas.
Comprar y almacenar hierbas frescas
Cuando compre hierbas, elija las ramitas de aspecto más fresco que pueda encontrar. Deben ser de color verde brillante, con hojas que no estén flojas o descoloridas. Las hierbas con tallos leñosos, como el romero y el tomillo, se conservan bien en el refrigerador. Simplemente envuélvalos en una toalla de papel húmeda y colóquelos en una bolsa. Las hierbas con tallos suaves, como el cilantro o el estragón, no son tan duraderas. Recorte sus tallos y consérvelas en posición vertical en el refrigerador dentro de un frasco de conserva cerrado con un poco de agua (entre tres y cinco cm, una o dos pulgadas). La albahaca no necesita refrigeración, por lo que puede simplemente colocarla en la repisa de la ventana dentro de un vaso de agua. En todos los casos, cambie el agua con frecuencia. Almacenadas de esta manera, durarán por semanas. Deséchelas cuando se marchiten y se decoloren.
Utilizar y preparar hierbas frescas
Probablemente conozca algunas combinaciones clásicas incluso si es nuevo en cuanto a las hierbas frescas. Para ampliar sus horizontes, pruebe la comida que esté cocinando y luego pruebe o huela algunas hierbas. Cuando encuentre una combinación que le atraiga, corte algunas ramitas y agréguelas poco antes de servir. De esta manera, sus sabores se mantienen brillantes y frescos. Si tiene mucha cantidad de una sola hierba, utilice su Vitamix para hacer grandes cantidades de pesto, persillade o mantequilla de hierbas.
Cómo comprar verduras frescas
Las verduras de hojas verdes, desde la lechuga más delicada hasta la col rizada más resistente, son fáciles de elegir. Los mejores son de aspecto fresco, no marchitos ni flácidos. Se aceptan algunos agujeros de insectos, pero evite los que tengan áreas magulladas, doradas o descoloridas. Las verduras se pueden guardar en bolsas especiales permeables al aire o simplemente envolverlas en una toalla de papel húmeda y dejarlas en una bolsa normal con un orificio de ventilación. Las verduras de verano jugosas, como los tomates y los pepinos, deben ser gruesas y pesadas para su tamaño, sin magulladuras o áreas marchitas y arrugadas. Las verduras que no están refrigeradas en la tienda pueden reposar en un tazón hasta que se corten. Entonces necesitan refrigeración. Los verdes son mejores si se usan dentro de una semana. Las verduras jugosas deben usarse o desecharse dentro de los 7 a 10 días, o cuando comiencen a marchitarse y desarrollar puntos blandos. Los tubérculos se mantendrán durante varias semanas y algunos durarán meses.
Preparar y utilizar verduras frescas
Usar toda esta abundancia que trae el clima cálido es la parte divertida. Las verduras de hoja más robustas, como la espinaca y la col rizada, están listas para preparar ensaladas, pero también son excelentes para sopas y salsas. Use jitomates rojos maduros como base para una sabrosa salsa fresca o combínelos con otras verduras frescas en un refrescante gazpacho al estilo español. No se olvide de los smoothies, que pueden incluir una sorprendente variedad de verduras para elaborar un refrigerio de verano ligero y nutritivo.
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